lunes, 20 de agosto de 2012

Linfa díscola

El tiempo se expande cuando la sangre dividida cargada de desechos empieza a rebelarse; empeñada en desviarse del camino ligero se paraba en lugares muy concretos, las muñecas, el codo, en la suave piel; ahí, en esos lugares, se detenía por un tiempo; nada la hacía desistir de su empeño, ni el masaje insistente, ni la vertical forzada; así, como un trapo mojado quedaba el brazo sujeto a sus caprichos empezando a tener vida separada del cuerpo maltrecho.
Ahora mando yo. Tú, pequeña criatura, te someterás a mis juegos caprichosos, ahora me inflamo, ahora adelgazo, esa manga me estorba. Empiezo a invadir tu mano para no dejarte lo único que realmente te interesa, tu mano para escribir o para dibujar con suave pincel de rata y tinta negra los delicados trazos que plasmas en el papel de seda; luego, me detendré en tu hombro tan curvo, tan lozano, pero a la vez como verás, tan vulnerable. Será mi venganza por tus pecados y aunque has ganado varios combates no sé si saldrás airosa de este.

Brazo
1985
Antoni Tápies
pintura y ensamblaje sobre tela