Emilio Aguirre Martín
Consultó el mapa de carreteras, las páginas blancas de aquella lejana ciudad para ver si localizaba el teléfono, llamó incluso a una operadora que hablaba en una extraña lengua, consiguió su objetivo. Deseaba decirle en navidad cuanto le quería. La tarde de frío intenso y nieve silenciosa, en la cabina, nerviosa, marcó por fin el número. Una gélida voz respondió a su llamada y a su felicitación con un gracias de cortesía. En un instante su ilusión se desvaneció. Pisaron sus zapatos el hielo dejando una huella tras otra de color negro. Por la mañana, el cuerpo azulado, inerte, abrazaba el manto blanco y protector.
2 comentarios:
Y es que hay mas frialdad en algunas cosas/gentes que en el invierno...
besos
Hola Alberto,si,yo trataba de plasmar el frio que se siente por dentro cuando algo te desilusiona.Beso escarchado pero sin frio.
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