Espejo
Albert Rafols
Casamada
técnica mixta sobre
lienzo,1974
Alguien le llamó cristal, como si la fragilidad de su materia estuviera garantizada. A veces, se rompía en mil pedazos agoreros, decían, de años de desgracia y sufrimiento. La mayoría le conocía con el nombre de espejo. Lo que constató el visitante era que tal debilidad no existía al comprobar como su imagen reflejada se multiplicaba en un túnel inacabable e inabordable para sus ojos que incrédulos contemplaban el no final de lo que estaban viendo.
2 comentarios:
Las apariencias engañan, ¡qué cierto! Para verlo, como nos sugieres, basta fijarse en ese cristal de reflejos inacabables... La pieza, de una delicadeza que va siendo en ti norma.
Un besón
Gracias Gemma,siempre me llamó la atención ese tunel infinito de espejos que he visto en algunos palacios sin entender porqué ocurría esto.Soy de letras jaja.
Besosss.
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