Casi se apoya en la piedra dura y fría sin importarle si ésta le golpeará; el sol calentó el muro por la mañana y el rocío dio un toque de frescor a la flor frágil, delicada y de un aroma dulzón al que nadie se resiste; más blanca y fresca luce a esa hora en que los primeros rayos aún no molestan, segura de su belleza efímera resiste hasta que la noche la transforme en un incensario de aromas delicados que lo impregnan todo.
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