fortuna
Wolf Vostell
1958
Se paseaba sobre la redondez de la tierra desplegando su nave en terrenos movedizos arrojando al azar males y venturas. El cuerpo de él se enfrió. Sus órganos acabaron en unas neveras azules y blancas que unas manos nerviosas depositaban en distintos aviones para viajar a otros cuerpos que ansiosos esperaban la generosidad de la familia del difunto. Gozosos recibieron este regalo. La fortuna asestó un golpe inesperado cuando todos los receptores murieron en pocos días por una extraña enfermedad no detectada en el momento de la muerte del donante.
4 comentarios:
Si que es una tragedia que la esperanza llegue un día y se marche al otro. Nunca podremos controlar del todo esa "FORTUNA", quizá nos hace esforzarnos mas en lo tangible, como lograr que el rechazo no se produzca...la fortuna, la suerte, lo que sea, tendrán menor espacio para hacernos la faena
besos
Hola Alberto,esta historia aunque cueste creerlo es real,cuando la escuché me quedé alucinada y confirmó mis sospechas de que quizá en este mundo todo se relaciona circularmente.Un abrazo.
Tu relato nos descubre que no sólo se puede morir una vez, sino dos, tres y hasta más veces de las que somos capaces de imaginar.
Terrible que encima sea cierto.
Un beso grande
(Se me olvidó decirte que entendiste muy bien el micro de "La hora convenida").
Gemma,este pensamiento de morir-nacer,morir-nacer....a veces pienso que es real,cuando ocurre algo que nos hunde luego viene una renovación tan buena que quizá sea
otra forma de nacer,como si fueran ciclos.Un abrazo.
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