Chu-Ta
(1626-1725 )
Ajeno a los cristales rotos y a su rival dorado Buda sonríe sentado sobre sus casi invisibles piernas, luciendo enorme barriga depositaria de su respiración más que de alimento. Observa los hechos adornado por un halo luminoso y gesto enigmático. Buda sigue contento, a pesar de todo.
2 comentarios:
Por eso estará tan gordo, de tanta calma y pachorra.Besos.
Sigma, nunca he entendido la gordura del Buda me dá la impresión de que es algo simbólico
aunque la idea de la pachorra y la calma no está mal.Besos.
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