Pura Herrero
1985
gouache y óleo
sobre papel
Sobresalía su abultado cuerpo flotando sin vida, frío y seco en el estanque de agua verde encharcada y turbia donde días antes se paseaba entre pececillos diminutos luciendo su hinchazón y amedrentando a los demás. La niña acababa de llegar de visita; nerviosa, lo miró extrañada. Los demás niños la ignoraron mientras admiraban a aquel ser raro y panzudo cuya figura no encajaba con lo que aprendieron que era un pez. Hartos de observar a este engendro de la naturaleza volvieron al jardín para ocuparse de otros juegos más divertidos. Ella se quedó sola contemplando a ese ser magnífico y raro. Metió su mano en el agua con tanto afán que lo cogió a la primera;apretó fuerte, tan fuerte que lo espachurró entre sus manos; larga fue la agonía mientras expulsaba un líquido extraño. Luego, lo volvió a tirar a la charca con un gesto de desprecio.
4 comentarios:
Hay cierta crueldad en ese afán de saber e investigar, no?...destruir la belleza natural para explorarla?
besos
Alberto, no sé si es crueldad o qué pasaba por la mente de esta niña, el hecho sucedió realmente;luego supe que es autista.Un abrazo.
¿Lo despachurraría por grandote y raro? Aunque no sepamos qué pasó por su cabeza, su comportamiento fue sin duda violento. Cabe preguntarse, entonces: ¿fue puro instinto?
Un abrazo gordo
Mega,esta niña es un misterio aun-que la crueldad de los niños a veces es enorme como ese pez,quizá simplemente le asustó que fuera diferente,que no encajaba,de ahí su comportamiento violento.Un mis-terio hoy dificil de resolver,se sabe poco del cerebro.Besos.
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