Miquel Barceló
1990
técnica mixta sobre
tela
Rezaba en el hospital rodeado de estampas amarillentas de vírgenes y ángeles anhelando seguir con vida. Ese toro le había mirado con nobleza mientras una lengua babeante colgaba en su hermoso morro; cuando el maestro le miró le asestó una cornada casi mortal impidiendo que el torero clavara su espada en el lomo. Soportó banderillas y casi bebió su propia sangre agobiado por el intenso calor de las cinco. Alguna gloria proporcionó a su verdugo cuando éste se acercaba agitando un trapo rojo. Gritos, chillidos, palmas, olés, comida y vino rompían el silencio y el respeto que debería acompañar a la muerte.
Miró los puntos, la herida seca, la botella de suero y aspiró el olor a alcohol que impregnaba la habitación sin olvidar nunca la mirada de ese toro inclemente.
3 comentarios:
Puedo entender el aspecto cultural de las corridas de toros, incluso la belleza de la lucha, creo que ventajosa para el torero, de la muerte del toro, pero ya el tema de la comida, el vino, y la fanfarria que hay alrededor....,creo que dice mucho de los criterios del público en el sentido de respeto a la propia fiesta que tanto defienden.Ésto incluso puede ser un poquito repugnante,... ¿o es una manifestación más de lo que hay ?.
Besos.
Sigma,a mí también me parece un poco repugnante por eso me he tomado la licencia de poner al verdugo como víctima,una pequeña venganza.Besazos.
Bien contado. Siendo respetuoso tengo que dcir que no entiendo como puede gustar. Sirve para demostrar que somos más inteligentes que el bicho, dicen... ¿es necesario???
Ganas me dan de no ser respetuoso... ;))
Gracias por la lectura. Seguiré viniendo por aquí.
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