Entre la piedra del suelo y el cielo, una madeja de nudos blanquísima se interponía para cercenar sus anhelos tan bien trazados, ningún ángel podría deshacer el laberinto bajo pena de herirse las manos o lastimar los dedos ágiles de los que aún no se adentraron en ese paraíso hostil.
3 comentarios:
enigmatico y sugerente texto
conque.... "paraiso hostil"......
Juanjo,eso tiene la rutina que puede destruir los sueños;peo no siempre, claro. Abrazo.
Luis,hay mundos tan cerrados que acaban hiriendo todo lo que les rodea,pero cada uno puede interpretar lo que quiera.Besos.
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