Mañana, sábado de 20,30 a 21,30, encendamos nuestras viejas velas; el hogar se cubrirá de sombras y reflejos, hablemos más bajo, disfrutemos del silencio de esa
tele callada, quizá las estrellas se dejen ver si el cielo así lo desea, las calles se adornarán solo de sus propios colores y los gatos las cruzarán sin miedo; para los pájaros, su camino será más fácil. Apaguemos la luz, la tierra lo agradecerá.
1 comentario:
Parece que sólo es un gesto...hace falta eso...es como levantar un puño..
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