obra de Tono Carbajo
1985
Se oía un gemido lejano, insistente, repetitivo, lastimero. Aparentemente el coche iba bien.Camino de la oficina, todo era normal después de haber recorrido varias calles excepto el quejido apenas oíble. El conductor paró el coche, se agachó y miró detenidamente las ruedas; allí estaba, agazapado en el hueco de una de ellas. Ahora el sonido se hacía más agudo. La policía, al vernos parados con los triángulos en el suelo, se detiene a echarnos una mano, se pone un guante grueso, introduce la mano en la rueda y de pronto, sale un gato tricolor a una velocidad increíble cruzando la calle.
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