Se ofrecían cuerpo y alma al amor asombrado. Él se consagró totalmente. Su rostro, a veces dejaba ver el cansancio y el hastío de ese cariño que le despojaba de casi todo excepto de su mutua pasión. Ella, vivía ajena y feliz. El tiempo acechaba para dar el zarpazo certero que los destrozara.
3 comentarios:
Es la historia que siempre se repite o solo una excepción? Un abrazo
¿Que los destrozara, o que los destrozará?....
POrque ya sabes lo que se suele decir, me j. los profetas!!.Besos.
Alberto, he visto varios amores así;por desgracia no somos perfectos o ¿es que la naturaleza del amor es de esta forma, y se agota?.Abrazo.
Sigma,no son profecías es ficción
basada en lo que se vé casi todos los días:abrazosssss.
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