Paul Ackerman
óleo sobre papel
El perseguidor acechó su rostro angelical y transparente arañando, grabando surcos para hacer visibles las líneas inexistentes, empujarlas a su caída o hacerlas más anchas, más grandes; no conocía lo que vio en el espejo; mirando la foto recordaba una imagen más amable.
4 comentarios:
Las fotos son siempre más engañosas y amables. Al espejo hay que tratarlo siemprelogisho con el mismo desdén con que nos maltrata.
Besazo (y feliz puente)
(donde dice: "siemprelogisho" debe decir: "siempre a secas".
Se me coló la palabra clave ;-P)
Meguita,buenas, pues sí, a secas,
es lo mejor, al fin y al cabo no siempre el espejo es el único testigo.Abrazo y feliz largo fin de semana par tí.
Es la ventaja que tenemos las miopes, que sin gafas "te ves" hasta guapa cuando te miras al espejo.Una fórmula bastante engañosa para consolar la autoestima, pero a veces vienen bien esas pequeñas trampas.Besos.
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