Luis Castellanos Valui
óleo
El bar está repleto de gente. El camarero cubano, silencioso, se limita a servir los menús rápidamente. A veces, cuando la gente se marcha entabla conversación con algún cliente. Comedido y discreto no opina sobre política, más bien es receptor de las palabras de los solitarios apostados en la barra. No le pasa desapercibida una pareja de mediana edad.Todos los días a la misma hora entran separados. Se sientan en un rincón en la misma mesa, se cogen de la mano mirándose detenidamente casi siempre en silencio. Ella viste con traje clásico, falda y tacón y un peinado un poco antiguo. Él trajeado, con semblante serio. Apenas hablan. Los ojos se clavan en los ojos del otro, las manos no paran de acariciarse, entrelazarse, apretarse, repasarse como si fuera la última vez. Solo una hora dura su encuentro. De pronto, los dos miran el reloj. Él se levanta primero y sale. A los pocos minutos, ella.
Todos los días el camarero observa la escena en silencio.
Todos los días el camarero observa la escena en silencio.
2 comentarios:
He ahí una joven pareja de mediana edad. ;))
Es curioso como lo que para alguna gente sería insoportable, para otra es un pequeño (o gran) tesoro.
No hay moralidad que pueda condenar a la ternura. Bueno... la hay, pero mejor no hacerle caso ;)
Te sigo. Se me había olvidado... glups...
Bicos
Hola Xocas, me acabas de alegrar el día al ver que sigues este pequeño rinconcillo.Ya sabes que me encantó tu relato pro acercanza, así que espero que no se te rompa el pc y podamos seguir leyéndote.En cuanto a la ternura,creo que se echa de menos
en estos tiempos, así que permitámonos ciertas licencias tiernas a través de la escitura.
Abrazo y bienvenido.
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