el obrador.
Gillermo Pérez Villalta
1989
Acrílico sobre lienzo
Con exquisita puntualidad, de madrugada ascendía por los patios el olor a pan recién hecho, a cruasán y a bollos de azúcar mezclándose con los gritos de alguna vecina satisfecha con los embates de un marido apasionado y los de las mujeres de aquel local de dudosa reputación chillando a algún cliente rácano y borracho. Despertaban aromas nuevos de madrugada. Otros, se ocultaban en las camas hasta ese momento vacías o se hacían desaparecer con premura como algo vergonzoso. Después de muchos años, sigue la fragancia del horno inundando la calle mezclada con la de una tintorería y los efluvios ascendentes de los cubos de basura. Un ratón se cuela por debajo de alguna puerta.
2 comentarios:
Yo podria ser ese ratón de panaderia...con los años podría llegar a valorar no solo el olor a pan sino tambien de la basura. Adaptación al medio le dice...
besotes
Hola Alberto,prefiero que no seas el ratón pues acabó aplastado por la pata de mi gato de guante blanco
Harry.Hay aromas que nunca se olvidan,eso lo descubrimos con el paso de los años,en el momento que pasaba no éramos conscientes y vuelven,los evocamos,en cierto modo volvemos a vivir aquel tiempo.
Besos.
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