viernes, 30 de diciembre de 2011

Temblor

En la cama

Jean Edouard
Vouillard
1891
óleo sobre lienzo

Museo de Orsay
París



Sus manos se movían con un ritmo enloquecido, incontrolable, entonces era cuando sus ojos miraban al cielo y escuchaba el batir de alas de algún ángel despistado que la llamaba con voz susurrante y sugestiva, seduciéndola en un intento vano para que abandonara la tierra firme y pedregosa a veces llena de trampas, pero tan agradable de recorrer día a día. Se resistía el perenne huésped a abandonar el cálido refugio lleno de recovecos y cavidades donde campaba a sus anchas disfrazándose a menudo de un color verde tornasolado; derrotado casi y descompuesto en fragmentos, era expulsado del paraíso transitorio, hacia aguas menos acogedoras.
Ella esperaba en vano su partida hacia el cielo divino porque más parecía apreciar los dones terrenales que dios le regaló siempre aunque no era consciente de ello. Sábanas blancas rodean su cuerpo ahora purificado por un líquido transparente y cristalino que insistente penetra en sus venas tan maltrechas, cansadas, y hoy, agradecida por su vida reza en silencio.

sábado, 17 de diciembre de 2011

Secretos

La creación del mundo.
Vestido de mujer


Fernand Léger

acuarela
1923


He visto en sus ojos acuosos, llenos de melancolía y rencor, el secreto que guarda durante tantos años. Altivo como su pelo apuntando al techo, nos mira desde su posición ventajosa, porque él esta de pie, estirado, aunque sus hombros hundidos delatan cierto toque depresivo. Ahora dice que juega con los colores todos los días, como tiene que ser, buscando el triunfo que siempre se le escapa de las manos. Afirma que se irá muy lejos, que odia esta ciudad mediocre donde casi nada es posible. Atrás dejará papeles secretos que nosotros descubrimos, aunque él no lo sabe. Es posible que en la gran ciudad por fin se reconozca y no tenga que vivir fingiendo hasta la muerte su falsa hombría, y, que de una vez adorne su cabeza con la flor que siempre deseó.