jueves, 27 de agosto de 2009

Sangre

La suerte de matar

Miquel Barceló

1990

técnica mixta sobre

tela

Rezaba en el hospital rodeado de estampas amarillentas de vírgenes y ángeles anhelando seguir con vida. Ese toro le había mirado con nobleza mientras una lengua babeante colgaba en su hermoso morro; cuando el maestro le miró le asestó una cornada casi mortal impidiendo que el torero clavara su espada en el lomo. Soportó banderillas y casi bebió su propia sangre agobiado por el intenso calor de las cinco. Alguna gloria proporcionó a su verdugo cuando éste se acercaba agitando un trapo rojo. Gritos, chillidos, palmas, olés, comida y vino rompían el silencio y el respeto que debería acompañar a la muerte.
Miró los puntos, la herida seca, la botella de suero y aspiró el olor a alcohol que impregnaba la habitación sin olvidar nunca la mirada de ese toro inclemente.

martes, 25 de agosto de 2009

Pez globo

Tirar al estanque

Pura Herrero

1985

gouache y óleo

sobre papel

Sobresalía su abultado cuerpo flotando sin vida, frío y seco en el estanque de agua verde encharcada y turbia donde días antes se paseaba entre pececillos diminutos luciendo su hinchazón y amedrentando a los demás. La niña acababa de llegar de visita; nerviosa, lo miró extrañada. Los demás niños la ignoraron mientras admiraban a aquel ser raro y panzudo cuya figura no encajaba con lo que aprendieron que era un pez. Hartos de observar a este engendro de la naturaleza volvieron al jardín para ocuparse de otros juegos más divertidos. Ella se quedó sola contemplando a ese ser magnífico y raro. Metió su mano en el agua con tanto afán que lo cogió a la primera;apretó fuerte, tan fuerte que lo espachurró entre sus manos; larga fue la agonía mientras expulsaba un líquido extraño. Luego, lo volvió a tirar a la charca con un gesto de desprecio.

domingo, 23 de agosto de 2009

Belleza inalterable

Pisadas sobre cama
marrón


Antoni Tápies


1966


En sus idas y venidas el agua salada los besaba furtivamente. La vecina, asombrada, los miró con envidia cuando una tarde se presentaron adornados con piedrecillas de colores. Su perro los seguía como un escolta cuando su dueña pisaba el césped. La arena agradeció el contacto suave al hundirse en ella y hasta el asfalto se refrescó cuando con una agilidad asombrosa para su edad, lo rozó camino de la playa.Todas las miradas se volvieron hacia ellos al pisar el primer escalón del chiringuito."A sus pies señora". Dijo el camarero sin atreverse a mirar su rostro envejecido.

La sonrisa del Buda

Las flores y las espinas


Chu-Ta
(1626-1725 )


Ajeno a los cristales rotos y a su rival dorado Buda sonríe sentado sobre sus casi invisibles piernas, luciendo enorme barriga depositaria de su respiración más que de alimento. Observa los hechos adornado por un halo luminoso y gesto enigmático. Buda sigue contento, a pesar de todo.

sábado, 22 de agosto de 2009

Descanso




Calculó con precisión la distancia del asfalto hasta el techo gris de uralita. De un salto alcanzó su objetivo: una preciosa sombra mañanera. Estiró su cuerpo y sus patas de costado encontrando por fin el descanso tras una larga noche de carreras, chillidos, maullidos desesperados y algún zarpazo que otro propinado por su rival, el gato más viejo de la calle envalentonado por su experiencia y su marcado territorio. No durmieron los vecinos esa noche. Aunque su cuerpo se encontraba dolorido, arañado y cansado, en el fondo agradeció ese tiempo de posibles conquistas. Ahora le tocaba dormir hasta la próxima batalla.

domingo, 16 de agosto de 2009

Agosto

El universo

(1750-1837)

Sengi Sengai

Lluvia de luces

noche de san Lorenzo

fulgor nocturno




deseos nuevos

en la negrura triste

mes de agosto




con velocidad

pasa una estrella

tan solitaria




los ojos miran

lo lejano del cielo

una luz viva

viernes, 14 de agosto de 2009

El abrazo de José María


Abraza el árbol con fuerza, como si en ello le fuera la vida con un ¡ay! chillado, como siempre abraza. Se aferran sus pequeñas manos al enorme tronco gris de años vividos. Toma la energía ajena que le ofrece la tierra y el césped con una sonrisa leve en su cara. Deposita un inocente beso en este "gigante"de enormes brazos y elevada estatura con cabeza coronada por un travieso gorrión.

martes, 11 de agosto de 2009

Rivalidad

Orilla del mar a la luz

de la luna

Caspar David

Friedrich

Museo del Louvre





Las palmeras miran orgullosas al cielo más negras que nunca, anuladas por el brillo indecente de la luna que araña el mar con delicadeza adornando su primera capa de un fulgor inquietante que no rompe su placidez, ahora ella es protagonista absoluta de la noche dotando a ésta de una belleza tranquila, fresca, sosegada; hasta el cielo tiene celos de su hermosura. Afortunadamente para ellos tanto despilfarro solo durará unos pocos días.






domingo, 9 de agosto de 2009

Atrapados





Ahí están los dos pececillos, entre piedras y agua turbia, su color anaranjado les da ese toque de distinción que a veces tienen los seres pequeños; nadan de un lado a otro tan rápido que no da tiempo a seguir su ritmo, cualquier ruidillo les hace moverse nerviosamente y esconderse en recovecos secretos; el pez globo y la tortuga desaparecieron no se sabe como. El niño dice, si le preguntas, que prefiere no saberlo, sospechando que algo malo les pasó, algo que los mayores no pueden o no quieren contar. Mientras tanto, ellos siguen ahí hace ya tiempo, extrañados y casi felices en su limitado espacio de vida.

sábado, 8 de agosto de 2009

Sencillez







Casi se apoya en la piedra dura y fría sin importarle si ésta le golpeará; el sol calentó el muro por la mañana y el rocío dio un toque de frescor a la flor frágil, delicada y de un aroma dulzón al que nadie se resiste; más blanca y fresca luce a esa hora en que los primeros rayos aún no molestan, segura de su belleza efímera resiste hasta que la noche la transforme en un incensario de aromas delicados que lo impregnan todo.

Manteros

Cabeza negra
Rafael Gadea
óleo sobre cartulina


A la izquierda el mar, a la derecha, enormes hoteles llenos de turistas y en medio el mundo ajeno de los chicos de color de cuerpo atlético, como de goma, algún marroquí, algún indio, alguna chica negra hacedora de trenzas esculpidas en las cabezas de las niñas; ofrecen ropa de imitación, gafas de sol baratas, estatuas de madera trabajadas con sencillez, collares, pendientes, pulseras, discos, relojes y hasta un tatuaje en un pecho que deja atónitos a los paseantes.Todo se expone en sus trapos de algodón tirados en el suelo hasta que alguno grite: ¡agua! y con una rapidez extraordinaria los hacen desaparecer.

viernes, 7 de agosto de 2009

Tregua

Mirando por la ventana


Rafael Gadea


óleo sobre cartón




El tiempo casi se ha detenido, el reloj pierde su importancia, el sueño se transforma en algo profundo, relajado; el día se presenta limpio, en blanco, para que añada lo que yo crea conveniente; los pasos en la calle son más ligeros a pesar del calor y sin rumbo fijo, descubren calles hasta hoy desconocidas, regaladas por el azar. Contemplo sin prisa a los transeúntes, a vendedores ambulantes, de chumbos sobre todo, a los de los iguales, con sus motes ingeniosos para cada número, al de la furgoneta pequeña cargada de melones o sandías voceadas con doble intención cuando pasa alguna señora imponente, al del coche del pescado que furtivamente en una pequeña bolsa de plástico entrega la mercancía "ilegal" o algún mantero con sus discos y películas; todos buscándose la vida en este día de asqueroso calor de viento de levante y yo, de vacaciones.