jueves, 31 de marzo de 2011

La mujer de todos

Mi belleza, un tanto ajada, no se ha perdido, aún resisten el Khol de mis ojos y el rojo de mis labios a la lluvia o al implacable sol. Ni siquiera el viento tenaz ha logrado descomponer mi peinado, tampoco me han salido canas. Aquí, erguida, resisto el paso de los años, las miradas curiosas de los visitantes asombrados de mi orgullo y mi fortaleza ante las inclemencias de este clima a veces tan malsano. Por la tarde, cuando el cielo se tiñe de rojo me gustaría tener alas, escapar de esta tela oxidada que me aprisiona, del traje de yeso que envuelve mi torso. Luego, llegada la noche, cuajada de millones de estrellas, reflexiono y pienso que aquí no se está tan mal.

viernes, 25 de marzo de 2011

La espera

Sueño

Francisco Arjona

1984


Oigo voces lejanas, como un susurro. Casi distingo la caída lenta y suave de la lágrima durante largo tiempo contenida. He notado el leve roce de la bata blanca y el aroma a lavanda de alguna mujer desconocida que hoy me atiende amorosamente aunque no me conoce de nada. Oigo el batir de alas de mi ángel de la guarda, el que me salvaba cuando era un niño.
Mis pesados párpados, hoy sellados, se empeñan en abrirse lentamente, un instante, para poder despedirme de la vida; mi boca querría decir la última palabra, un adiós a todo lo que amé hace tiempo.
El plástico, el metal, el líquido penetrante y el tubo me lo impiden.
El silencio absoluto se adueñó de mí no hace mucho. Aún puedo pensar que no me gustaría vivir como una planta o ¿sí? Me abandono y espero que ellos decidan.

domingo, 13 de marzo de 2011

El baile


De noche luce sobre su cabello unas gafas de pasta roja y cristal negro resistiéndose a que el sol se esconda. Esparce por el aire sus palabras con ligereza, asustando a los más viejos; ahora su mirada debería cambiar hacia un punto más serio, pero sigue conservando la limpieza de otros años; baila con movimientos sueltos, ligeros, espontáneos sin esfuerzo alguno, dejando a los adultos boquiabiertos. Esta frescura tan estimulante hace pensar que acaso nuestro cauce esté aún más seco de lo que pensábamos. Ella, ajena a estas impresiones tan sombrías continua su danza casi enloquecida, destilando vida por todos sus poros mientras la habitación se llena de luces.

miércoles, 2 de marzo de 2011

La tierra protectora

Un día notó como su cuerpo estaba suspendido en el aire, tan etéreo, tan vulnerable, que casi podía ver como sus brazos, sus piernas, su tronco y sobre todo su cabeza podría escaparse de un momento a otro de su eje rodando por el suelo, convirtiéndose en trozos pequeñísimos de porcelana cortante. Ni un hilo se le ofreció como posible salvación de su desequilibrio. Alguna mano intentó reparar tanto desajuste consiguiendo mantener en esa posición tan incómoda su ya maltrecho armazón.
Cuando la mañana se dejó ver con un sol espléndido tomó la determinación de apoyar los dos pies, primero de manera vertical y luego de forma horizontal posando sus plantas en la tierra roja, percibiendo la energía vital que ella desprendía como único refugio posible.