sábado, 19 de abril de 2014

Líneas rotas


Esa tarde la línea recta, limpia, sin desvío alguno, se rompió en un instante. El sol acarició su cara, abrió los puños lentamente; relajado por el fluir del agua de la antigua fuente, él, cogió el pan que había sobre la mesa desmenuzándolo para dar de comer a los gorriones hambrientos. En un segundo se multiplicaron. Escondidos, esperaban el momento adecuado para revolotear alrededor  de las migas, abalanzarse sobre ellas. El gesto del hombre, inusual, extraordinario,  fue interrumpido bruscamente cuando una cámara grababa su acción. Escondió las manos. No podía exhibir la faceta  oculta, su gesto de debilidad; pero yo lo vi y no salía de mi asombro. Cuando le miré de reojo,  el otro ya había vuelto. Ahora, todo está en orden.

 
 
Los pájaros
óleo sobre tela
Georges Braque
1960