sábado, 15 de diciembre de 2012

Rocas


Posó sus pies doloridos en la arena blanda; hoy no hacía viento, el sol  iluminaba todo con agresividad, calentaba la roca escarpada que parecía morder el cielo con su negrura hecha a base del paso de los siglos. Sin presencia humana permanente, su forma extraña era el resultado de períodos de soledad solo interrumpidos por el fuerte o suave batir de las olas sobre ella, según soplara el viento.
Aquella mañana, detenido el tiempo, reinaba un silencio casi total, sólo el ruido del agua salada deslizándose en la arena brillante rompía ese estado de misterio, ajeno al ruidoso mundo que bullía unos kilómetros antes.
Sintió un poco de miedo. No estaba acostumbrada a esa grandeza visual ni a la solitaria contemplación de tanta belleza; se encogió su cuerpo entero. Un raro sentimiento de felicidad que no duraría siempre, le hizo respirar conscientemente, atrapando sus células el momento especial, repartiéndolo por toda su sangre.
Luego, partió apresurada, esa sensación excesiva podría matar su débil corazón.


 
Playa de Mónsul
 

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Noviembre en el Parque

Las Negras

 
 
 
 
 
 
 
Rodalquilar  El Playazo
 
Lo que el mar devuelve
 
Abandonos
 
 
 
 
La luz
 
Desde mi habitación
 
 
Azules en el hotel
 
 
 
La Isleta del Moro desde la Loma
 
 
Flamencos
 

lunes, 29 de octubre de 2012

De nuevo el agua


Nos sorprendió la lluvia. La luz se volvió más grisácea como si intercambiara el gris del asfalto con su resplandor tan blanco; así, éste se convirtió en el espejo donde se miraban de reojo los madrugadores,  sus pisadas se desdoblaban,  sus sombras se hacían más estilizadas. El gato que maullaba como un bebé ha desaparecido. Puede ser que alguien lo haya acogido en su regazo y no tenga ya que acercarse a la farola para recibir calor ni despertar las conciencias por un abandono tan evidente.
Se ha refrescado la losa roja de la terraza. Se limpió el polvo africano. Las flores parecen agradecer la delicadeza con que cae el agua y tiemblan sin pudor. Sobre el muro, sacude las alas el pájaro ocupa.
El mar, a lo lejos, tiene ya el color del frío contrastando con el  matiz rojizo de algún edificio que nos recuerda a las casas africanas.
Esta lluvia tan esperada empieza a llevarse la melancolía.







viernes, 12 de octubre de 2012

Agua de sal

Pocas veces están hechos tus ojos de cobre. A menudo, se transforman en hierro negro pegado a tu piel. Entonces, cuando te vas, expulso  lágrimas retenidas, furtivas, para que no las veas. No  sufras por mí. Quizá mi llanto sea sólo el orgullo de mi derrota frente a tu victoria.
El estanque de lágrimas
1968
aguada
Salvador Dalí

domingo, 2 de septiembre de 2012

Luces


Ella, de piel tostada, se pasea lentamente por el brillante pasillo de mármol recién fregado.
Esta mañana se ha levantado de buen humor, un estado de ánimo blanco como su alma. Descuelga el camisón de raso y coloca la bata de encaje sobre los hombros;  la prenda refleja un halo de neón frío como el hielo; se agarra al hierro  que le sirve para sostener los medicamentos y así poquito a poco empieza su monótona y repetida andadura; otra figura de pantalón inmaculado y camisa como la nieve le anima a seguir avanzando.
Me pregunto cuando las veo si esas dos figuras serán dos ángeles presumiendo de su luz.
Lirio blanco número 7
Georgia O´keeffe
1957, óleo sobre lienzo

lunes, 20 de agosto de 2012

Linfa díscola

El tiempo se expande cuando la sangre dividida cargada de desechos empieza a rebelarse; empeñada en desviarse del camino ligero se paraba en lugares muy concretos, las muñecas, el codo, en la suave piel; ahí, en esos lugares, se detenía por un tiempo; nada la hacía desistir de su empeño, ni el masaje insistente, ni la vertical forzada; así, como un trapo mojado quedaba el brazo sujeto a sus caprichos empezando a tener vida separada del cuerpo maltrecho.
Ahora mando yo. Tú, pequeña criatura, te someterás a mis juegos caprichosos, ahora me inflamo, ahora adelgazo, esa manga me estorba. Empiezo a invadir tu mano para no dejarte lo único que realmente te interesa, tu mano para escribir o para dibujar con suave pincel de rata y tinta negra los delicados trazos que plasmas en el papel de seda; luego, me detendré en tu hombro tan curvo, tan lozano, pero a la vez como verás, tan vulnerable. Será mi venganza por tus pecados y aunque has ganado varios combates no sé si saldrás airosa de este.

Brazo
1985
Antoni Tápies
pintura y ensamblaje sobre tela

jueves, 12 de julio de 2012

Rozando el río

En la orilla derecha apenas existía vegetación, veíamos rocas verdosas y amarillentas, altísimas, orgullosas, desafiantes; los ojos casi se pierden al contemplar la pista certera de que allí hay vida.
A la izquierda, poblando la roca crecían algunos vegetales, árboles retorcidos acoplándose a la vertical imposible que parece custodiar el curso del agua; las pequeñas águilas americanas, escondidas en los huecos estrechísimos y escasos de la inmensa pared, disputaban por un espacio seguro donde construir sus nidos.
El barco avanzaba lentamente; un silencio abrumador nos sobrecogía. La lluvia fina, callada, nos regala otra forma de ver y sentir el corredor de agua y piedra.
La voz clara y dulce de la chica guía armoniza con ese momento que parece de otro mundo ya casi olvidado.
Era el lugar y el minuto perfecto para contarnos que su madre era española, su padre portugués y ella era del río.



Arribes del Duero

viernes, 15 de junio de 2012

La extraña pareja

Ella, lleva un peinado imposible, una maraña borrosa de pelo negruzco, sin brillo, levantado torpemente, dejando ver una calva por encima de la nuca. La cara, blanca, como la de una muerta, rígida. Sus ojos, enmarcados en una gruesa línea negra, borrosa, de pintura aplicada con dedos temblorosos. Los labios desdibujados con un violento rojo emborronado, escapándose de las comisuras ajadas. Hoy, se ha puesto un vestido a juego con su boca, de falda cortísima, dejando ver unas rodillas deformadas, lechosas, torcidas. Apoya sus piernas maltrechas en unos viejos zapatos de tacón grueso. Camina con dificultad ayudada por un hombre delgado de buen ver, aseado, peinado. Con un exquisito cuidado su brazo la conduce en cada paso temiendo que en un momento de debilidad ella caiga y se rompa. La ayuda a subir al autobús, la acomoda en el mejor asiento, le pregunta si está bien. Ella, ajena a todo lo que le rodea emite en voz baja palabras sin sentido; él no mira nada, sólo a ella, sordos los dos a las risas que oímos en el autobús.




Miserias humanas
litografía de Paul Gauguin
1889

jueves, 17 de mayo de 2012

Atrapada en el verde

La niña se arrastra por el césped cubierto de gotas de rocío. Gatea, mira interrogante al objetivo. Momentáneamente se ha distraído del roce fresco de la hierba, de la observación de los pájaros negros que contentos por el agua que mana de los aspersores, saltan y se esconden en los árboles del jardín, del gato que la mira vigilante, celoso de todo lo que se acerque y pueda lastimarla.
No interrumpáis mi vacilante marcha, parece decir con gesto huraño; el día que me ponga de pie no pararé de andar lejos de la verja y la candela.

Niña perdida en un jardín
1959
Fernando Botero
óleo sobre tela

domingo, 29 de abril de 2012

Vuelo de corazones

Mientras él buscaba y buscaba recovecos en el cielo donde poder encontrarla, ella, recordaba al chico valiente del paracaídas abierto, siempre entre nubes. Algunos días el muchacho se atrevió a bajar a la tierra para moldear el hierro oxidado y mancharse las manos de rojo metal o a veces, de sangre y sudor. Atrapado en un destino condicionado por el azar, una carta de corazones le recordaba el rostro adolescente de su chica favorita, y así, día a día llegó a sentirse preso entre tanta pista amorosa que él se empeñaba en encontrar en cualquier rincón de su vida.
Ella decidió abandonar el cielo para posarse en el sucio asfalto. Miró el camino pedregoso; él ya no estaba para ayudarle a sortear los obstáculos, trampas, pistas falsas y zancadillas.
Pero un día, una nube se desplazó suavemente, el cielo dejó un resquicio por donde mirar unas manos ajadas, un pelo pajizo ya casi olvidado, entonces, sonrió de nuevo.





Foto tomada de intenet, foro de paracaidistas

viernes, 13 de abril de 2012

Un paseo por tierras castellanas

Cigüeñas siempre
presentes



Luna en Ávila





Águila vigilante

en Arribes del

Duero


Arribes de Duero


Zamora y el río


Aceñas de Olivares


















Desde el castillo








Mística Zamora Iglesia de San Claudio
laurel


San Claudio



Iglesia de San Claudio




Iglesia de Santiago

el Viejo o de los

caballeros.



Encendí una pequeña

vela por el guerrero

valiente.








Escaparate Semana santa


Zamora





Semana santaPalmas







Ropa en los balcones




Mercado




Mercado de

abastos




Camino de León






Auditorio



Claustro del convento

de San Marcos Taberna






En la pared



Carteles



De nuevo el caballero






Huella del caminante



Concha de lo peregrinosInsectos
Árboles junto al rio



Bernesga






MUSAC Colores en el MUSAC
Marilyn
Penitentes Pintada

Sombra catedral de León




ArévaloIglesia de San Martín







hoy convertida en sala

de exposiciones










Figurilla en Sta.María

la Mayor



Caras en la iglesia

Sta.María la Mayor




Iglesia de Santa María

la Mayor