domingo, 4 de octubre de 2009

Cristal roto

Fresa
María Mallada
Serigrafía en interior de cristal burbuja






En un instante, el vaso transparente de cristal y línea perfecta se transformó en mil pedazos pequeñísimos que llenaron el aire y el espacio cuando la inmensa mano de él lo apretó con rabia y con toda su fuerza al oír tras la barra del bar la palabra " maricón" impregnada de un matiz de desprecio. Siguió poniendo copas. Aún no eran las tres.

2 comentarios:

sigma dijo...

La imagen de los pequeñísimos cristales que se pueden incrustar en cualquier rincón me recuerdan lo hirientes que pueden ser algunos gestos , o en este caso palabras, que lanzamos a veces sin pensar el daño y la repercusión en cadena que pueden provocar en unas y otras, y otras... personas.¡ Un poquito más de sensibilidad!.Un beso.

bambu222 dijo...

Así fue hace mucho tiempo,el cristal y la sangre se mezclaron tras la barra,lo malo es que esos comentarios chirrían todos los días en mis oidos con lo modernos que dicen que somos.Abrazo rosa.