domingo, 10 de enero de 2010

El guardián de la línea

La mesa del desayuno
John Singer Sargent
1884, óleo sobre lienzo








Se sorprendió el día que el camarero le puso una sosa y triste media tostada de pan solo.
Para  asombro de sus colegas todas las mañanas el muchacho decidía lo que debía desayunar: york con queso un día, otro sobrasada, de vez en cuando mantequilla con mermelada o jamón cuando estaba más alegre. A ella no le importaba, además decía que le gustaba que el adivinara sus apetencias mañaneras.
Cuando el mustio trozo de pan apareció sobre el platillo le preguntó el porqué de aquella decisión. Llevas mucho tiempo comiendo grasas, comentó el chico. Entonces supo que estaba empezando a engordar.

3 comentarios:

Alberto dijo...

Al final creo que muchos importamos a anonimos que rodean nuestras vidas
Un abrazo

sigma dijo...

Pues creo que Alberto tiene mucha razón, además me dió la clave para interpretar el texto.Y también creo que a cada uno e nosotros también nos importan otros que no se enteran de ello.Pero parece que en definitiva ésto consuela algo, o al menos nos hace sentir menos solos, y agradecer los pequeños gestos de amabilidad que se nos ofrecen.

bambu222 dijo...

Hola Alberto,importamos a anónimos más de lo que creemos y cuando descubrimos cualquier detalle amable realmente pueden alegranos el día.Abrazo.

Sigma,lo bueno de esos gestos es que son bastante contagiosos así que vamos a ello,por ej.hoy que estoy un poco baja,estos comentarios me han consolado mucho.Abrazo más alegre.