miércoles, 14 de septiembre de 2011

Atardecer ventoso





































La delgada raya de arena se inquietó cuando el agua salada antes tan calmosa y tranquila alterada por el levante, que aquí es fresco, se arremolinaba convirtiéndose en espuma blanca, veloz, para ir a morir a la orilla. Están vacías las hamacas de lonas azules y blancas. Alguna señora gordísima contempla con arrebato el romper de las olas. Su carne blanca resalta por el negro adelgazante de su bañador apretado que frena el impulso natural a desparramarse hacia los lados.
Los niños, rubísimos, ajenos a la ventolera y al reloj hacen contorsiones peligrosas, ríen, chillan, rompiendo el relativo silencio del atardecer tan alterado hoy que apenas hay caminantes, dejando más a la vista los colores alegres de los vestidos de las mujeres de Senegal, afanadas en embellecer a las niñas europeas con diminutas trencitas primorosamente hechas sin prisa, con tanta paciencia que hasta las chiquillas parecen entrar en trance, quedándose quietas durante bastante tiempo; tenemos una geometría perfecta: la línea del mar, las olas rompientes, el césped, la arena humedecida y el muro de cemento .

4 comentarios:

laindefensiónaprendida dijo...

¿Tramontana?.

bambu222 dijo...

Hola... pues creo que era levante,aquí casi siempre el viento está presente,Besos.

Ricardo Miñana dijo...

Me gusta la playa pero cuando llega el atardecer siempre se vuelve aire.
feliz fin de semana.

bambu222 dijo...

Hola Ricardo,ne gusta eso de que "siempre se vuelve aire" aunque
el viento constante puede llevarte a una gran inquietud.Saludos.