lunes, 26 de enero de 2009

en el bar de Joe







En medio del casi desierto del parque nos topamos con un bar curioso, nada aquí está programado, el bar de Joe se asoma entre matorrales, arena, pitas y pencas.




Unos perros inofensivos reciben a los curiosos.Todo está a la vista: viejos bancos tapados con jarapas, mesas de piedra, camas habilitadas como sofás, estancias abiertas hechas al azar, improvisadas, sin orden ni línea, sin proyecto. El baño, original en su decorado y color. La barra es un cúmulo de recuerdos curiosos que se acompañan unos a otros dando información del pasado de Joe, un tipo de aspecto avejentado y aire jipi que un día se dejó caer por aquí; suena buena música, difícil de escuchar en la mayoría de los sitios; la camarera es tan amable que te invita a un trozo de bizcocho casero para acompañar al té verde tan raro de encontrar en el parque. Aquí te sientas,charlas con los amigos, el tiempo se detiene, la calavera suspendida parece reírse de nosotros y decirnos: atrapa este instante.




Dicen que de noche el bar se transforma en un lugar de encuentros y excesos.

3 comentarios:

Alberto dijo...

me encanta ese lugar! ¿dóde está? es el típico bar-chiringuito donde parece que el tiempo transcurre...
Besos

bambu222 dijo...

Alberto, en realidad el sitio
podría parecer un poco cutre, pero
a cierta hora, al atardecer, se está bien.Lugar: Los Escullos, en el parque natural Cabo de Gata.

Alberto dijo...

bambu222:
Me gustan esos "chiringuitos" que a la gente les parece un poco "cutre"..ya sabes yo con mi apego (tu ultima entrada) a lo desgastado, lo imperfecto...lo que ha pasado ya una vida por encima.
Un abrazo