
viernes, 31 de diciembre de 2010
miércoles, 29 de diciembre de 2010
Depedro
Jairo Zavala, conocido artísticamente como Depedro, actuó ayer en el Teatro Apolo de Almería.
“Para todos los de corazón puro”.
Con estas palabras dedicó la última canción del concierto.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Quietud
Pleasure
1926
óleo sobre
lienzo
René Magritte

1926
óleo sobre
lienzo
René Magritte

Cuando el sol ha hecho su aparición con algo de retraso, me asomo y le veo. Hoy está en cuclillas en su terraza, una variación a lo que ocurre todos los días.De pie, apoyado en la pared de cal contempla impasible no se sabe qué.Tiene un cigarrillo en sus manos. Casi siempre viste de negro y gris, hasta su pelo de un blanco níveo no desentona. Pasan los minutos, las horas, todos los días apostado en el mismo sitio, mirando al infinito en silencio y con la tranquilidad de no saberse observado. Un día mi mirada va más allá.Unas pequeñas jaulas con pájaros alineadas en la pared de la derecha expuestas por su dueño al sol mañanero.Ya no hay misterio.
domingo, 12 de diciembre de 2010
Cádiz en diciembre
Amanecer en la
playa de la Victoria

playa de la Victoria
Playa de la Caleta
desde el castillo
de Sta.Catalina
lunes, 29 de noviembre de 2010
Golpes
Guantes de boxeo
1976
Rafael Solbes y
Manuel Valdés
1976
Rafael Solbes y
Manuel Valdés

El cristal reflejaba lo que ocurría en la calle. Detrás, sujetadores, bragas, pijamas, carteles de las últimas ofertas, corsés, medias, saltos de cama.
Pasaba él delgado como un junco, vestido entero de celeste angelical, incluso limpio. Se paró en seco. Como atraído por un potente imán sus ojos enfocaron hacia tanta ropa interior expuesta con descaro. Su expresión fría cambió hacia un gesto malhumorado y enrojecido. Alzó los brazos, cerró los puños, colocó las piernas en posición angular y mirando desafiante al escaparate empezó a golpear al aire imitando los movimiento rítmicos y acompasados de los boxeadores; ahora su mirada se diría que había entrado en estado de trance; mientras, una señora cruzaba de acera, por si acaso; junto a él, un hombre chino acompañado de dos niños le miraba con curiosidad y extrañeza.
Pasaba él delgado como un junco, vestido entero de celeste angelical, incluso limpio. Se paró en seco. Como atraído por un potente imán sus ojos enfocaron hacia tanta ropa interior expuesta con descaro. Su expresión fría cambió hacia un gesto malhumorado y enrojecido. Alzó los brazos, cerró los puños, colocó las piernas en posición angular y mirando desafiante al escaparate empezó a golpear al aire imitando los movimiento rítmicos y acompasados de los boxeadores; ahora su mirada se diría que había entrado en estado de trance; mientras, una señora cruzaba de acera, por si acaso; junto a él, un hombre chino acompañado de dos niños le miraba con curiosidad y extrañeza.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
martes, 23 de noviembre de 2010
Glenn Gould (2)
Bajo la sombra piadosa y alargada del ciprés, envuelto en aromas de tomillo, sueña nuestro querido López.
lunes, 22 de noviembre de 2010
Glenn Gould (1)
" Para mí , toda la música que carezca de la capacidad de aislar a quienes la escuchan del mundo en el que viven, es intrínsecamente menos valiosa que la que logra esa gran proeza".
Glenn Gould
domingo, 14 de noviembre de 2010
Fragilidad
Mujer de pie en rojo
1913
Acuarela, aguada y lápiz
Egon Schiele
Se mueve con balanceo y ritmo acompasado, tan roja como su corazón, tan ligera; con el roce sedoso emite un leve sonido que nunca cesa en su fragilidad rota por la callada violencia o el empujón impulsivo, contrastando con el gris casi negro del asfalto por el que camina con el cuchillo en una mano blanquísima adornada por pinceladas brillantes de laca de uñas. Busca su pieza codiciada, disputada por rivales igualmente vestidas de seda. Vuelve, se vuelve de nuevo mientras la víscera ahora acelera su compás. Allá está él, indolente, impasible y ajeno, como siempre Ella, con un gesto decidido levanta su brazo, lanza la brillante arma de reflejos plateados dando de lleno en el blanco.
1913
Acuarela, aguada y lápiz
Egon Schiele

Se mueve con balanceo y ritmo acompasado, tan roja como su corazón, tan ligera; con el roce sedoso emite un leve sonido que nunca cesa en su fragilidad rota por la callada violencia o el empujón impulsivo, contrastando con el gris casi negro del asfalto por el que camina con el cuchillo en una mano blanquísima adornada por pinceladas brillantes de laca de uñas. Busca su pieza codiciada, disputada por rivales igualmente vestidas de seda. Vuelve, se vuelve de nuevo mientras la víscera ahora acelera su compás. Allá está él, indolente, impasible y ajeno, como siempre Ella, con un gesto decidido levanta su brazo, lanza la brillante arma de reflejos plateados dando de lleno en el blanco.
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