Mariona Brines
2001
acrílico sobre tela

Aún le envolvía un halo de vida, miraba al suelo, las manos temblorosas, la voz quebrada, el cuello doblado como si le costara sostener la cabeza, guitarras y baterías acompañando a la potente voz del otro cantante.
Algo le removió por dentro, el sonido de sus rotas cuerdas vocales salió, como si nada. Silencio. Solo un eco del pasado. El espectador tocaba el sufrimiento.
De pronto, el milagro de sus compañeros acompañando al futuro cadáver, arropándolo con sus voces, sus instrumentos, su apretado abrazo musical.
Algo le removió por dentro, el sonido de sus rotas cuerdas vocales salió, como si nada. Silencio. Solo un eco del pasado. El espectador tocaba el sufrimiento.
De pronto, el milagro de sus compañeros acompañando al futuro cadáver, arropándolo con sus voces, sus instrumentos, su apretado abrazo musical.