sábado, 20 de febrero de 2010

Lluvia

Se nos hace pesada la lluvia cuando los pasos aun livianos quieren atravesar el quicio de la puerta y deslizarse suavemente por el asfalto húmedo.
Las gotas en el cristal resbalan lentamente compitiendo por alcanzar el marco de aluminio de la ventana casi verdoso, depositarse en él hasta que un tímido rayo de sol las descomponga en un hatillo de colores y se reflejen en la fría losa blanca.

3 comentarios:

Alberto dijo...

La magia de la lluvia...esa que al caer alivia el alma
besos

bambu222 dijo...

Siempre nos consuela,nos limpia o nos renueva.Un abrazo.

Gemma dijo...

A mí me gusta mucho que llueva, fíjate, aunque resulte una lata tener que pasear por las calles con paraguas. De hecho, lo que más me gusta es oír llover mientras la ciudad duerme, cuando todavía el sueño nos arropa.

Un besazo, querida Bambú