martes, 11 de agosto de 2009

Rivalidad

Orilla del mar a la luz

de la luna

Caspar David

Friedrich

Museo del Louvre





Las palmeras miran orgullosas al cielo más negras que nunca, anuladas por el brillo indecente de la luna que araña el mar con delicadeza adornando su primera capa de un fulgor inquietante que no rompe su placidez, ahora ella es protagonista absoluta de la noche dotando a ésta de una belleza tranquila, fresca, sosegada; hasta el cielo tiene celos de su hermosura. Afortunadamente para ellos tanto despilfarro solo durará unos pocos días.






2 comentarios:

Gemma dijo...

"...hasta el cielo tiene celos de su hermosura".

No tiene nada que hacer, el pobre.
Un beso bien gordo

bambu222 dijo...

Hola Gemma,pues no tenía nada que hacer el cielo en esas noches de julio al lado de la playa,lejos del bullicio turístico.Un abrazo.